miércoles, 22 de septiembre de 2010

Greenpeace contra la caza de ballenas



La actuación de Greenpeace ha sido fundamental para frenar la matanza de ballenas. En alta mar, hemos interpuesto nuestros cuerpos, gomones y barcos entre los arpones de los balleneros y las ballenas. También participamos de los debates en los organismos internacionales y protestamos pacíficamente ante las embajadas y los gobiernos de países balleneros para que suspendan la cacería.



En 1975 Greenpeace comenzó esta histórica campaña, debido a que las poblaciones de ballenas se encontraban en una situación tan crítica, después de casi tres siglos de cacería comercial, y más de medio siglo de caza industrial descontrolada.
A través de acciones directas en el mar, campañas públicas y trabajo político, Greenpeace ha sido un actor importante para promover que la Comisión Ballenera Internacional (CBI) decretara en 1982 una moratoria a la caza comercial de ballenas. En aquel entonces esperábamos que la industria ballenera desapareciera.
De todas las naciones que cazaban ballenas en 1986, cuando la moratoria entró en vigor, sólo Japón, Noruega e Islandia continúan con esta actividad, ya sea mediante la utilización de vacíos legales o abiertamente desafiando las resoluciones de la CBI. Actualmente, estos países promueven el fin de la moratoria lo cual tendría un impacto devastador sobre las poblaciones remanentes de esos cetáceos.

Una revisión de los fondos del gobierno de Japón puede significar el fin a la caza de ballenas.

 


Tokio, Japón — Una revisión general de los gastos del gobierno del Japón podría significar el fin de la caza de ballenas en el Santuario Ballenero Austral en la Antártida, luego de que el comité de revisión proponga un fuerte recorte a los subsidios del organismo que financia el programa mal llamado de cacería científica.
El Comité de revisión recomendó que sean revocados todos los fondos, excepto los necesarios para los préstamos en 2010, otorgados al Fondo de Cooperación para la pesca de ultramar (OFCF), que es la entidad que da préstamos al Instituto de Investigación de Cetáceos (ICR) para ejecutar el desacreditado programa de investigación “científica” de ballenas, que en la práctica implica su caza y muerte.
El OFCF afirma que necesita 70,4 mil millones de yens (alrededor de 80 millones de dólares) para diversos programas, incluida la caza de ballenas, para 2010. El Comité de Revisión y el Gabinete tendrán la decisión final sobre si las operaciones propuestas para 2010 son realmente “necesarias” o deberían también recortarse.
Si los préstamos para la caza de ballenas se han revocado es poco probable que el ICR pueda seguir funcionando (1).
La noticia se produce a horas de que el presidente de EE.UU. Barack Obama llegue a Tokio a reunirse con el Primer Ministro de Japón Yukio Hatoyama. La caza de ballenas ya estaba en la agenda de los dos jefes de Estado.
“El Primer Ministro Hatoyama tiene una oportunidad única de demostrar que cumple con sus promesas electorales de ordenar los gastos del gobierno poniéndole fin a este polémico, corrupto y despilfarrador programa”, dijo Sara Holden, coordinadora de la campaña de ballenas de Greenpeace Internacional”.
Greenpeace exige al presidente Barack Obama que mantenga su promesa electoral y brinde su apoyo al Primer Ministro Hatoyama para terminar con la caza de ballenas en el Océano Austral (2).
Activistas de Greenpeace se manifestaban el miércoles en Tokio.

Las recomendaciones del Comité también refuerzan las afirmaciones de losactivistas de Greenpeace, Junichi Sato y Toru Suzuki que están actualmente en espera del juicio por denunciar la corrupción del programa de caza de ballenas y el derroche del dinero de los contribuyentes (3).
Hace más de 30 años, Greenpeace inició una protesta mundial contra la caza de ballenas. La campaña se ganó en 1986, cuando se declaró la moratoria  internacional sobre la caza comercial de ballenas. Desde entonces, la organización trabaja para evitar que el gobierno japonés abuse de un hueco legal en el acuerdo que permite la letal caza “científica” de ballenas. En todos estos años, Greenpeace movilizó a millones de personas en todo el mundo y envió expediciones al Santuario Ballenero Austral, con activistas que pusieron su cuerpo entre las ballenas y los arpones para detener la caza.
Las controversias del programa de caza de ballenas que discute hoy el gobierno de Hatoyama, son el resultado de que Greenpeace sea la única organización que priorizó el trabajo dentro de Japón como estrategia de lucha contra la caza de ballenas.
En los años 1999-2000 el Gobierno argentino ni siquiera participaba de las reuniones anuales de la CBI, luego de dos años de trabajo y campañas de firmas, ciberacciones, y protestas pacíficas junto a cientos de activistas, logramos que en 2001 el Gobierno por fin apoyara la creación de un Santuario de ballenas en el Atlántico Sur, hoy, 10 años después, Argentina es uno de los protagonistas de la conservación en la CBI.
“Los ciberactivistas en Argentina han sido clave para que el caso del escándalo de corrupción en la caza de ballenas saliera a la luz, y defender a Junichi y Toru. En este momento es crucial mantener la presión sobre este gobierno”, manifestó Milko Schvartzman, coordinador de la campaña de ballenas en Latinoamérica.

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