El mundo de Warhammer es un lugar plagado de amargas guerras y letales conflictos. Todos los reinos de este mundo están desagarrados por la guerra y la destrucción, un campo de batalla lleno de poderosos ejércitos que marchan al compás de los tambores y el rebuzno de las trompetas.
Warhammer, el juego de batallas fantásticas, te permite combatir con ejércitos de miniaturas Citadel a través de campos de batalla en un
enfrentamiento lleno de estrategias y habilidad. Cada jugador se pone en la piel de un general, que debe elegir a sus mejores guerreros, decidir los planes y estrategias de batalla y liderar a su ejército hasta la victoria o la derrota. Las partidas pueden variar en tamaño, desde pequeñas escaramuzas de unas pocas decenas de miniaturas por bando, hasta enfrentamientos masivos con, literalmente, cientos de miniaturas.
Así que, ¿qué es exactamente Warhammer?
En pocas palabras, cada jugador colecciona un ejército de miniaturas Citadel y, utilizando el reglamento de Warhammer como pauta, combaten batallas épicas contra sus compañeros generales. Los dados (necesarios en casi todos los juegos de mesa) se utilizan para determinar el éxito o el fracaso: por ejemplo, decidir si una flecha impacta en su objetivo, o si un poder mágico funciona. Cada partida se juega, no en un tablero normal, sino en una zona de juego especial donde las miniaturas no se limitan a “cuadrados”, sino que se mueven libremente por todo el tablero a gusto del jugador que las controla. Puesto que las partidas de Warhammer no son siempre iguales, las cintas métricas o las reglas se utilizan para ver la distancia que mueven las miniaturas (después de todo, un caballo corre más que un rechoncho Enano a pie).
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